domingo, 18 de octubre de 2015

Deseo concedido

Hace tiempo que no publico, la verdad es que estoy bastante liado con la realidad y casi no tengo tiempo para pasarme por aquí a dejar algún que otro relato.

Este que os dejo más abajo aún está calentito. Espero que lo disfrutéis.

Abrió los ojos, lo primero que notó fue frío, intentó incorporarse y fue del todo imposible, notó las ligaduras sujetándole ambas muñecas, ambos tobillos, por la forma de atar no era la típica ligadura de bondage, era algo más brusca, cómo hecha sin saber y con prisa.

Lo que le sobraba era paciencia, así que esperó a ver qué sucedía...

Llegó un momento en el que hasta la paciencia se le agotó, gritó y gritó pidiendo ayuda, aguzó el oído para ver si conseguía escuchar algo, y sólo escuchó en alguna parte el sonido de una solitaria gota de agua cayendo ¿en un cubo?

Intentó relajarse pero la humedad del suelo en la espalda la estaba volviendo cada vez más impaciente, el frío se le estaba metiendo en los huesos, comenzó a tiritar poco después, y poco menos después intentó zafarse de las ligaduras, mientras volvía a gritar pidiendo ayuda. Todo en vano...

Un tiempo indefinido después alguien entró en la estancia, sujetó su cuerpo cómo si fuera un saco, y lo tiró en algún lugar blando, las piernas fueron separadas, las extremidades atadas en cruz, la ropa arrancada, la desnudez completa.

El silencio sólo era roto por los movimientos de su atacante, intentó recordar qué estaba haciendo antes de encontrarse sobre el frío suelo del que acababa de salir, una bofetada contundente le hizo volver al aquí y ahora. Protestó, gritó, amenazó, y entonces llegó el dolor en forma de azote contundente, brutal, visceral y los gritos fueron de otro tipo, de dolor, de un dolor tan profundo que acabó desmayándose.

Algo frío y húmedo la hizo volver en sí, intentó avisar de que estaba despierta, pero el siguiente cubo de agua el cayó encima, y el siguiente, y el siguiente, estaba claro que el agua no era sólo para despertarla, el frío se acrecentó en su interior, si en algún momento había pensado que su Amo por fin estaba violándola cómo tantas veces había pensado el hecho de que la estuvieran maltratando de aquella forma le hizo ser consciente de que quién la había azotado y ahora la intentaba ahogar no podía ser su Amo, de hecho sólo podía ser un extraño, así que volvió a gritar a pleno pulmón.

Mientras los cubos de agua seguían cayendo, alguien le sujetó el mentón, le metió un trapo en la boca y le cubrió la boca con cinta americana dejándola por completo en silencio, después volvieron los golpes hasta que de nuevo se desmayó.

Un dolor visceral en la entrepierna la despertó, notó el ritmo brutal del tipo que tenía encima violándola, entrando y saliendo con brutal rapidez, llenándola y vaciándola, llenándola y vaciándola, llenándola y vaciándola, llenándola y vaciándola, llenándola y vaciándola, llenándola y vaciándola, llenándola y vaciándola, llenándola y vaciándola, llenándola y vaciándola, llenándola y vaciándola, llenándola y vaciándola, llenándola y vaciándola, llenándola y vaciándola, intentó gritar, pero fue en vano.

Cuándo dejó de notar, de sentir, de saberle violada, intentó por todos los medios a su alcance saber si quién le violaba era su Amo o por el contrario la habían secuestrado de verdad y alguien se estaba poniendo tibio con un cuerpo que nunca sería SUYO porque ya tenía Dueño. Pensó que estaba en casa del Amo sirviendo el café a Él y unas amigas, que Él se había empeñado en que saliera con cofia y delantal a la calle a por un kilo de azúcar, y entonces recordó aquella furgoneta que se había detenido a su lado, cómo se había abierto la puerta lateral, alguien había salido, le había puesto una capucha en la cabeza, le había dado un fuerte golpe en el estómago y acto seguido le habían tirado dentro de la furgoneta.

El recordar aquello le hizo por un lado sonreír, por otro maldecir, sonreír porque le habría gustado verles la cara a los secuestradores cuándo le arrancaron la ropa, cierto, llevaba el cbt, pero no dejaba de ser un tío hecho y derecho, comenzó a reírse casi al instante siguiente a pesar de que comenzó a pensar que quizá no fuera tan buena idea ser sisificado.

Su Dueño le soltó las ligaduras, y le quitó el antifaz, lo miraba con burla en los ojos mientras le regañaba, al fin y al cabo, ¿cómo podía violarle si se deshacía a carcajadas?

Un saludo

Karl H